jueves, 19 de marzo de 2015

Una razón por la cual continuamos pecando es el hecho de no creer que hemos sido perdonados. La seguridad conduce a la victoria. La inseguridad lleva a la derrota.

 A veces hemos considerado a Dios de la misma manera en que esta niña veía a sus nuevos padres. ¡Hemos estado tan seguros de que él nos rechazaría debido a lo que somos, que aún continuamos siendo lo que somos! Continuamos pecando pesque no creemos que hemos sido perdonados. Permanecemos derrotados poique no tenemos la seguridad de que él nos acepta ni siquiera mientras crecemos. ¿Significa esto que el pecado es aceptable, y que podemos quebrantar su ley sin ser castigados? No, la mala conducta tiene sos consecuencias. Pero el rechazo de Dios no se cuenta entre ellas, siempre que permanezcamos “En ia familia” y continuemos acudiendo a él en busca de sanidad y perdón y poder. En la página 5 2 d e El camino a Cristo, se lo espresa de la siguiente manera: “Algunos parecen creer que deben estar a prueba y que deben demostrar al Señor que se han reformado, antes de poder contar con su bcBdición. Sin embargo, ahora m ism o pueden pedirla a Dios. Deben tener su gracia, el Espíritu de Cristo, piara que les ayude en sus flaquezas; de otra m m s s t* no podrían resistir al mal. El señor Jesús se complace en que vayam os a ¿I como somos: pecaminosos, sin fuerzas, necesitados. Podemos ir con toda nuestra debilidad, insensatez y maldad, y caer arrepentidos a sus pies. Es su gloria estrechamos en los brazos de su amor, vendar nuestras heridas y limpiarnos de toda impureza”. En 1 Juan 3:2 leemos: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado ¡o que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, poique le veremos tal como él es”. Nuestra parte consiste en asegurarnos de que ahora continuamos relacionándonos con él como sus hijos e hijas. Su parte consiste en asegurarse de que a su debido tiempo se realizará todo lo que se necesita para hacemos como él. Jesús se complace en que acudamos a él tales como somos, porque esa es la única forma como podemos acudir. El no establece límites para el número de veces que podemos ir a é¡ y ser aceptados. El nos ama porque somos sus hijos y no porque haya algún bien en nosotros. Y cuando por ñn ¡legamos a comprender que él nos ama y nos acepta, comenzamos a sanar.

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